Cristina Martínez «Mi mayor éxito deportivo es poder entrenar y competir mientras afronto la enfermedad»

Para OPyB, las referentes en el deporte representan figuras inspiradoras, algunas llevan medallas olímpicas colgadas al cuello, pero otras muchas no. Eso sí, todas ellas son maestras de vida, ejemplos de superación y deportividad.

Cristina es una de ellas. A sus 44 años tiene un gran bagaje en el deporte. Ha formado parte de diferentes equipos de gimnasia artística: Treboada y Ximnasia Pontevedra (Pontevedra), Le Réveil Bettembourg (Luxemburgo), Club Gym Agrès Vélizy (Francia), Gràcia Gimnàstic Club (Barcelona), y ha entrenado ocasionalmente en las instalaciones del CGA Pozuelo (Madrid).

Actualmente entrena con la Fundación UAPO en Madrid para recuperarse de los efectos del cáncer y de los tratamientos oncológicos a los que está siendo sometida. También entrena por libre en varios boxes de CrossFit y gimnasios. Participa con el club Rías Baixas en la Liga de Halterofilia. Además gestiona la web gimnastas.net, donde puedes encontrar información de eventos, historia y noticias acerca de la gimnasia artística a nivel nacional e internacional. Antes de acogerse a la baja laboral por el tratamiento, llevaba un bootcamp en Pontevedra.

Tenemos mucho interés en conocer mejor a Cristina. Os dejamos sus vivencias y reflexiones acerca del sistema deportivo, la importancia de los entrenamientos y los cuidados hacia los y las deportistas.

¿Cómo recuerdas tu primer contacto con el deporte?

Recuerdo verlo en la televisión desde mi primerísima infancia, y también que, aunque mis padres no seguían mucho el deporte y no eran deportistas, algunos de sus amigos estaban en el mundillo del balonmano y a veces íbamos a los partidos del Teucro. ¡Todo un espectáculo! Como toda niña gallega, me crié entre lo rural y la ciudad, y en el campo siempre andaba correteando por ahí y subiéndome a los árboles. También formé parte de grupos de danza folclórica gallega desde muy pequeña, y eso en cierto modo también es un deporte en toda regla.

¿Qué deportes has practicado? ¿Qué te llevas de cada uno de ellos?

El primero que practiqué oficialmente fue el baloncesto. ¡Quién lo diría, con mi tamaño! También hice bastante atletismo, natación, bádminton, fútbol, fútbol sala… He jugado pachangas de balón volea, pádel, golf… Me gusta el paddle-surf… Una de las personas a cuyo cargo estaba de pequeña me hizo una cinta de gimnasia rítmica, luego conseguí una pelota y un aro y pasé buenos ratos con ellos. En los veranos, cuando venían otros niños de visita, a veces jugábamos a los Juegos Olímpicos en el jardín. No sé bien de dónde salió, pero teníamos una estructura para montar el salto de altura y todo. De unos años a esta parte me centro en el CrossFit y la halterofilia, pero el deporte de mi vida siempre ha sido la gimnasia artística. De cada uno de ellos me llevo la disciplina, el compañerismo y las risas. No siempre hay ni ha habido risas, pero si practicar un deporte me supone un sacrificio, a mí no me vale la pena. Que no lo considere un sacrificio o que haya risas no quiere decir que no me esfuerce, no me canse, no me resulte difícil a veces o no me tome en serio lo que hago.

¿Cuál ha sido tu mayor éxito deportivo?

Ahora mismo, el poder estar haciendo ejercicio e incluso compitiendo. Cuando este verano estuve de manera tan consciente tan cerca de la muerte (y en principio lo sigo estando, pero no lo siento tanto a nivel físico, o simplemente me he acostumbrado), lo considero un gran éxito por el que estoy muy agradecida. En cuanto a resultados, diría que mi mayor éxito fue ser campeona gallega absoluta de halterofilia en 2017, pero también me alegra mucho haber conseguido clasificarme para participar en varios campeonatos de España tanto de halterofilia como en gimnasia artística y haber participado en varios encuentros nacionales e internacionales de crosstraining, sobre todo por equipos.

¿Has sentido alguna vez que el sistema deportivo era injusto contigo?

No es que me haya afectado muchísimo en la vida, pero sí que me fastidió comprobar que durante mucho tiempo, ser mayor de 18 años era un problema para practicar y competir en gimnasia artística para muchos clubes y federaciones a no ser que fueses deportista de alto nivel. Es algo que no he sufrido en ninguno de los otros deportes que he practicado. Afortunadamente, de un tiempo a esta parte las cosas han cambiado en ese aspecto, gracias al sistema de niveles y a la implicación de más clubes y federaciones, pero pienso que aún podría hacerse más y que la gimnasia artística sea más inclusiva con la edad. Por otra parte, también he sentido que por no posicionarme de cierta manera respecto a algunos debates que se han dado y se siguen dando en el seno de la gimnasia artística española me he visto perjudicada. Supongo que yo tampoco supe expresarme de la manera más diplomática posible en algún momento, pero el asunto llegó a ser duro para mí hasta tal punto que estuve tres años en los que  prácticamente no podía ver, oír o hablar nada de gimnasia.

¿Qué ha supuesto a nivel físico y mental encontrarte de frente con una enfermedad como el cáncer?

Una vorágine, pero al menos en mi caso (hablo siempre desde mi perspectiva y sin invalidar ninguna de las maneras en las que una persona se puede enfrentar a algo de tal envergadura) me sirvió para ser más consciente de mi propia vida, para tener propósito y hasta para darles sentido a las malas experiencias que había tenido en el pasado. Sentí que todo lo que había vivido, que todo lo que había aprendido, practicado, entrenado y, sobre todo, sufrido (que afortunadamente tampoco había sido muchísimo), me servía para enfrentarme a esa eventualidad.

Esta experiencia también me ha hecho reconectar a varios niveles con mi familia, con personas conocidas y conmigo misma. A algunas personas tanto de mi entorno como de las que solo me siguen por Internet, según me han contado ellas mismas, conocer mi caso les supuso una catarsis, así que me lo tomo como que no hay mal que por bien no venga. Otras compartieron conmigo sus experiencias con el cáncer y con el de seres queridos y lo agradezco mucho, porque me resultaron inspiradoras, aunque no todas tienen final feliz. También precisamente compartiendo experiencias vi lo mucho que queda por hacer en diagnósticos de cáncer en mujeres en general y jóvenes en particular: muchas son tratadas de hipocondríacas, no se las toma en serio, se normalizan síntomas como la anemia, etc., y cuando por fin se diagnostica es porque la enfermedad está avanzada. A mí también me pasó.

Aspiro a que mi caso ayude a luchar contra ciertas discriminaciones, pero también a dar esperanza, a dar visibilidad y normalizar a las personas ostomizadas (para salvarme la vida me quitaron un trozo de intestino y ahora defeco en una bolsa pegada a mi abdomen, pero no me da ningún problema), a mostrar que puede haber dicha en la adversidad, a animar a estar siempre lo más sanos posible para que si llega la enfermedad podamos enfrentarnos mejor a ella, y también a enseñar que muchas veces nos crispamos muy innecesariamente y eso quita calidad de vida, y no vale la pena.

A algunas personas les puede parecer muy cínico esto que voy a decir porque quizás para ellas sí sea lo peor, pero yo lo digo muy sinceramente: esto no es lo peor que creo que le puede pasar a alguien en la vida. Al menos, no es lo peor que me ha pasado a mí. Es peor sentirse muerto en vida, desamparado, sin rumbo, desprotegido y otras cosas que probablemente no puedo ni imaginar que por desgracia sienten cada día muchas personas físicamente sanas o con enfermedades menos graves. Yo llegué a sentir algo muy parecido en algunos momentos de mi vida, pero ahora, incluso con una espada de Damocles bien clara sobre mi cabeza, no me siento así.

No quiero morirme tan pronto y aspiro a vivir mucho más, pero si no es posible, tampoco pasa nada. Durante el tiempo que tenga disponible, sea el que sea, me esmeraré para aportar todo lo positivo que pueda a este mundo e intentar no contribuir a lo negativo.

¿Qué papel ha jugado la actividad física y el deporte en tu proceso de recuperación?

Un papel importantísimo. Tuve la suerte de que ya desde pocos días después de mi operación en el hospital La Paz de Madrid, varias fisioterapeutas me animaron a hacer ejercicios de respiración y otros movimientos para empezar a recuperarme lo más pronto posible. Me había quedado con una desnutrición muy grave como consecuencia de un par de meses de infecciones recurrentes, el cáncer, las metástasis y la propia operación, que fue aparatosa. Los enfermeros de ostomías también me ayudaron con ejercicios específicos. Luego, cuando llevaba unos días en casa y me estaba empezando a mover un poco más, recibí la llamada de la Fundación UAPO, que ayuda a pacientes oncológicos a través del ejercicio pero también con nutrición, fisioterapia y psicología. Gracias a ellos mejoré muchísimo en relativamente poco tiempo, aunque también me entreno algunos días por libre como hacía antes.

Y los entrenadores, ¿qué importancia tienen en la recuperación de un/a deportista?

Por suerte o por desgracia, estoy muy acostumbrada a entrenarme sin entrenadores, aunque no porque sea algo que desee, sino por las circunstancias, y me monto diálogos internos como si yo fuese la entrenadora que a mí me gustaría tener. Pero también he tenido la suerte en varias etapas de mi vida (también en la actualidad) de contar con entrenadores que me han ayudado mucho. Lo que más agradezco personalmente es la función de animación. No solo la corrección de la técnica y la programación, que también son fundamentales, claro, sino también ese punto de psicología para forzarte un poquito sin pasarse cuando ambos sabéis que puedes hacerlo pero la mente está un poco bloqueada o no es consciente de lo que el cuerpo puede hacer, o también para decirte que si no sale hoy, ya saldrá en otro momento o ya se hará otra cosa en su lugar.

¿Consideras que el sistema deportivo está preparado para conseguir que un deportista se recupere física y psicológicamente de una lesión o enfermedad?

No sé si tengo capacidad de responder a esa pregunta porque no estoy informada en profundidad de lo que está haciendo en ese sentido, aunque conozco algunos casos (incluidas mis propias experiencias) y he sabido de otros indirectamente. Yo diría que los recursos existen en estos momentos en nuestro entorno, pero tiene que haber verdadera voluntad de aplicarlos y preocuparse por el deportista, y me temo que no siempre eso ha sido así. Diría que las cosas han mejorado mucho en ese aspecto de un tiempo a esta parte, sobre todo en medicina y psicología, ámbitos en los que cada vez se entienden mejor las peculiaridades y necesidades de deportistas de todos los niveles, pero se debe seguir trabajando en que desde la atención primaria se entiendan esas peculiaridades y necesidades y también en mejorar el diálogo entre deportistas y sus responsables.

¿Qué relación tienes actualmente con el deporte?

Muy buena. Es una parte importante de mi vida desde siempre (aunque hago muchas otras cosas también) y últimamente más todavía porque me está ayudando mucho a sobrellevar la enfermedad y su tratamiento, que tiene muchos efectos secundarios. Además formo parte de un club de halterofilia y puedo competir, así que eso también me da objetivos y vida social en el mundillo. Me encantaría competir también en gimnasia artística y, aunque soy consciente de que es más complicado, es algo que no descarto para nada.