Andrés Parada «en el deporte no hay que dar ejemplo, hay que serlo»

Si algo destaco de Andrés es su capacidad para hacer los sueños realidad, principalmente aquellos en los que cree. Entrenador de fútbol sala en todas las categorías formativas, preparador físico en Primera y Segunda División de las categorías nacionales en fútbol sala y profesor en la Escuela madrileña de entrenadores, además de padre y escritor. Recibió el Premio ProDeporte en la categoría Entrenador Deportivo por la creación del Método12.

Es un maestro de la enseñanza, donde priman los valores del respeto, la cooperación, el juego y la superación. En esta entrevista nos habla, entre otras cosas, del éxito y de la responsabilidad que hay que empezar a asumir para hacer del ejemplo la mejor forma de enseñanza.

Nunca me he planteado llegar a ningún sitio, sino que he tratado de disfrutar de lo que hacía

Andrés Parada

El capítulo 5 de tu libro “Dime como lees y te diré como juegas” pone el espíritu de superación por delante del talento a la hora de obtener logros reales, ¿cómo definirías tú el verdadero éxito deportivo?

Para mí el verdadero éxito deportivo reside en dos cuestiones fundamentales, si es que me permito reducirlo tanto. La primera es darte cuenta de que compites constantemente contra uno mismo y que el objetivo debe ser siempre mejorar personalmente. Todo lo demás, el contexto que nos rodea o los agentes externos son variables e incontrolables. La segunda es que uno debería ser capaz de llevar todo el equipaje que va acumulando en el día a día gracias a las experiencias y vivencias que regala el deporte para la vida diaria, para todo lo de fuera, que, al final, va a ser lo más importante. El problema es que entender ambas cosas resulta muy difícil a edades tempranas. Los que gestionan y entienden bien esto son los grandes deportistas y, curiosamente, creemos que están ahí sólo por una cuestión de talento. Por eso en las categorías de base son tan importantes los formadores, porque nosotros sí debemos tener esto claro y saber transmitirlo.

¿Qué éxito/s recuerdas en tus años cómo jugador de fútbol sala?

Cuando tienes éxito trasciende más, llega a más gente, surgen nuevos proyectos y oportunidades y por ello uno tiene cariño por algunos campeonatos nacionales o ascensos de categoría que tuve la suerte de vivir. Sin embargo, jugué muchos años y gané mucho menos de lo que perdí. Tengo claro que mi éxito fue poder competir a buen nivel durante más de diez años en una disciplina que se me daba bien y que me permitió generar unos buenos hábitos en la adolescencia y juventud. Además, todo ello me permitió conocer a la mayoría de mis mejores amigos. Toda mi gente de alguna u otra manera, desde el patio del cole a los equipos de categoría más alta, han compartido conmigo el fútbol sala. Hoy conservo a la mayoría. Eso es un regalazo.

Cómo entrenador ¿qué dificultades te has encontrado a la hora de equilibrar la balanza del talento y el esfuerzo dentro de los equipos que has dirigido?

No existe una receta mágica. Tengo la suerte de haber compartido el vestuario en varios equipos con mi padre y con otros grandes entrenadores de los que siempre te llevas algo, o haber trabajado cerca de Vicente Del Bosque en sus Campus deportivos, y de lo que uno se da cuenta rápido es de que no puedes tratar a todo el mundo igual, pese a que trabajemos con equipos de personas. Otra cuestión importante es que todo el mundo debe saber cuál es su rol, qué esperas de él o ella. Además, me parece vital ser coherente y justo, aparte de otros muchos valores, como cualidades fundamentales de un gestor de grupos. En categorías de formación la principal dificultad es gestionar el grupo de padres y madres, entrenar a veces es lo de menos. En las siguientes etapas creo que tanto en el entrenamiento, o en deportes, y en el aula, en docencia, la clave es llegar a la persona, el aspecto emocional. Una vez tenemos esto lo demás viene sólo.

¿Qué responsabilidad tiene la figura del entrenador/a en la formación de los niños y niñas que eligen practicar deporte?

Resulta fundamental porque no sólo les va a enseñar aspectos de esa disciplina. Entendemos que al principio los padres y madres elegimos el deporte de iniciación de nuestros hijos o la extraescolar de turno, pero con el tiempo van a ir eligiendo lo que les gusta. Por tanto, la persona con la que están se va a convertir en un gran referente para ellos, ya que es con quien pasan unos de los mejores momentos de la semana: sesiones de entrenamiento, concentraciones, viajes o partidos. Tengo una frase que me gusta y uso mucho: no hay que dar ejemplo, hay que serlo. La responsabilidad que tiene la figura del entrenador en la formación de las niñas y niños es máxima.

En estos años como educador deportivo has creado la metodología School 12, ¿qué relación tiene con la seguridad y la protección de los menores de edad en el deporte?

El deporte es una vía de escape. Practicando deporte somos todos iguales. En nuestra escuela participan alumnos y alumnas de todas las clases sociales, unos pagan su cuota y otros acceden por medio de becas, pero en la cancha no hay diferencias. Además, tratamos de desarrollar nuestra metodología en 360º haciendo participar a familias, formadores y niños y niñas constantemente. Uno de nuestros cuatro pilares es el trabajo en valores que nosotros llamamos RESPECT12. Ahí nos llevamos los valores del día a día a la cancha de juego para trabajar con ellos, adaptándolos, guiándolos y orientándolos. Después, trasladamos esos aprendizajes para que cada uno pueda volver a integrarlos en su vida. El deporte para la vida.

Además de jugador, entrenador y profesor de E.F, has escrito 3 libros, ¿qué ha significado para ti verlos publicados?

Lo que adoro de escribir es el proceso. Me gusta más escribir que publicar, es decir, una vez está ahí no me recreo mucho. Obviamente es un orgullo poder tocar un libro propio con tus manos porque sólo uno es consciente de lo mucho que costó hacerlo posible. Una vez terminado ya voy pensando en qué quiero hacer después. Ahora estoy escribiendo mi cuarto libro, puedo anticipar que hablo de las emociones, del sentido de las palabras, de los sistemas complejos, del caos, de la diversidad y de las relaciones, pero todo desde un prisma algo más filosófico y del sentido de la vida, alejándome del ámbito deportivo. No puedo desvelar mucho más.

La cultura y el deporte son fundamentales para el crecimiento de una sociedad, sin embargo, ¿tenemos una buena cultura deportiva en nuestro país?

Creo rotundamente que sí. Es cierto que queda mucho camino por recorrer, que deberíamos tener aún más presencia en las leyes educativas (y soy consciente en primera persona del camino andando) con más horas, más importancia, más relevancia. ¿Por qué no evaluar Educación Física en la EVAU?

Mis padres y mis suegros hacen deporte pasados los 65 y lo han hecho siempre. Sales a la calle y existe cultura deportiva popular. Los gimnasios tienen mucha demanda. Después del cole la mayoría de nosotros apuntamos a los niños a actividades y no sólo para conciliar mejor sino porque le damos importancia de verdad en la mayoría de casos. He tenido la suerte de trabajar fuera de España, en Brasil y Japón, y el entrenador español tiene un cartel importantísimo siendo respetado como un gran profesional. También ayudan las y los grandísimos embajadores y referentes que tenemos, muchos de nuestros deportistas de élite facilitan esta tarea como ejemplo para mayores y pequeños. España es un país de deporte sin duda.

El alumnado de CAFYD va a tener la suerte de que seas su profesor en este curso 23/24, ¿cómo afrontas este nuevo reto que te ofrece el deporte?

Lo afronto con ilusión y orgullo y con la responsabilidad de jugar en casa. Volver al INEF como profesor del Máster del profesorado es una alegría. Tengo ganas de aprender con el alumnado, de observar qué inquietudes tienen y de aportar todo lo que pueda para que sientan esta profesión como lo que es, una de las más bonitas sin lugar a dudas.

¿Qué destacas de tu trayectoria en el deporte, desde tus inicios como jugador de futbol sala hasta el rol/es que ocupas actualmente?

Diría que nunca me he planteado llegar a ningún sitio, sino que he tratado de disfrutar de lo que hacía, de formarme bien y de tratar de hacer cosas diferentes que creía que me podían aportar para seguir creciendo. Si volviera atrás sería para andar ese mismo camino.

 

 

 

 

 

 

Practicando deporte somos todos iguales

Andrés Parada ejerciendo de entrenador